El estudio es de Claudio Álvarez Pacheco, estudiante del Programa de Doctorado en Ecosistemas Forestales y Recursos Naturales de la UACh.
Una contribución a la ciencia que ayuda a entender mejor qué está sucediendo hoy, tanto en los bosques de queñoa del altiplano de Chile, como de Nothofagus en el sur (Volcán Choshuenco), son los resultados del estudio que evalúa cuál es la respuesta de estas especies al cambio climático.
La tesis “Relaciones entre isotopos de oxígeno, crecimiento radial y variabilidad climática en bosques de altura a través de gradientes ambientales en los Andes Tropicales y Templados” fue presentada el pasado martes 28 de marzo, lo que permitió que Claudio Álvarez se graduara del Programa de Doctorado en Ecosistemas Forestales y Recursos Naturales que imparte la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh.
“Mi principal propósito fue examinar la respuesta de los árboles, a la variabilidad climática en las últimas décadas. Estudiamos los bosques de queñoa (Polylepis tarapacana) en el norte grande del altiplano a través de un gradiente latitudinal de aproximadamente 450 km, colectamos muestras de 6 sitios, a las que se les hicieron análisis de isótopos y así observamos las tasas de oxígeno-18 en los anillos de crecimiento de Polylepis tarapacana y cómo éstas se relaciona con las variables climáticas”, explicó Álvarez. Estos análisis abarcaron 60 años en promedio.
Los estudios se enfocaron en diferentes ambientes. “La queñoa crece en un ambiente semi árido. Existe precipitación en los meses del verano asociada al invierno boliviano. En el sur en los Andes valdivianos, en cambio, los inviernos son los lluviosos y los veranos secos y más cálidos. Esa es la diferencia de ambiente y queremos saber cómo el crecimiento radial de tres especies de Nothofagus varía con las nuevas características del clima, es decir con una tendencia a la disminución de las precipitaciones y aumento de temperatura”, señaló.
Los análisis de isótopos en los anillos de crecimiento de P. tarapacana se realizaron a través de dendroquímica, labor que se efectuó en un laboratorio especializado, para lo cual el investigador debió viajar a Alemania junto al Ingeniero en Conservación de Recursos Naturales Tomás Muñoz. Aquí trabajaron con el Prof. Gerhard Helle, de GFZ, entre octubre y noviembre de 2021.
Algunos resultados
“El isótopo que estudiamos es oxígeno-18, que tiene relación con las precipitaciones. Aquí encontramos relación entre los valores de oxígeno-18 y las precipitaciones. Si llovía más existían menores valores de oxígeno-18”, señaló. Las variables ambientales que el investigador estudió son las precipitaciones, temperatura, déficit de presión de vapor y humedad del suelo. “El dato importante aquí es que a sitios más secos y calurosos hay un aumento del oxígeno-18 y esto es concordante con otros estudios previos”, indicó.
Agregó que “con la variable de déficit de presión de vapor - por ejemplo- hay un aumento del dicho déficit y eso quiere decir que existe un incremento en la sequedad en el ambiente, la hoja del árbol transpira más y por eso se registra mayor oxígeno-18 en sus anillos de crecimiento”.
Las variables del déficit de presión de vapor y humedad del suelo y su relación con las tasas de oxígeno-18 en P. tarapacana no habían sido estudiadas antes, lo que realza el valor de esta investigación. “Es relevante porque la inclusión de estas variables al estudio nos permite tener una mejor comprensión del hidro -clima en la región Andina Tropical”, afirmó.
Bosques de Nothofagus
La segunda parte de la tesis abordó tres especies de Nothofagus: coigüe (Nothofagus dombeyi), lenga (Nothofagus pumilio), y raulí (Nothofagus alpina). La investigación fue llevada a cabo en volcán Choshuenco, específicamente en la ladera noroeste, lo cual para el investigador fue “una excelente oportunidad para estudiarlos, ya que se encuentran co-habitando tres especies de Nothofagus, cada especie en su piso altitudinal y bajo un régimen climático similar”.
“En este estudio utilizamos el crecimiento radial, es decir el ancho de anillos de crecimiento, y encontramos fechas importantes donde existe -a partir de 1980- una mayor coherencia del crecimiento hasta la actualidad (2019), es decir, las tres especies muestran curvas de crecimiento relativamente similares. Además, encontramos que la precipitación, temperatura e isoterma 0°C de noviembre tienen relación con el crecimiento de las especies estudiadas, lo que sugiere que bajas precipitaciones, pero altas temperaturas en noviembre favorecen el crecimiento radial”.
Claudio Álvarez agradeció al comité de evaluación de su tesis doctoral: Dres. Duncan Christie, Carlos LeQuesne, Álvaro González y Thomas Veblen; y al equipo del Laboratorio de Dendrocronología y Cambio Global de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales, por el arduo trabajo con el que contribuyeron, cortando alrededor de 5 mil pequeñas muestras de madera que fueron utilizados para el análisis de isotopos.